Si Office es el rey de las suites ofimáticas en empresas y aulas de medio mundo, Excel es el rey indiscutible de las hojas de cálculo en todas partes. Por muchas alternativas libres que haya, Excel siempre será Excel, y sus power users no quieren otro.
El funcionamiento básico de Excel es “simple”. Tenemos, en cada libro, una serie de hojas, cada una de las cuales es, habitualmente, una tabla que rellenamos. Cada celda de esta tabla puede tener texto, números o fórmulas (que no son sino “resultados de funciones” que aplicamos a otros datos, como por ejemplo, una suma, una cuenta, o fórmulas bastante más complejas y que podemos ir anidando).
De este modo podríamos, por ejemplo, realizar una cantidad ingente de cálculos y tenerlos a la vista. También podemos generar automáticamente gráficos de mil tipos a partir de datos que, además, pueden estar actualizados en vivo (por ejemplo, para tener siempre actualizada, con mínimo retraso, información sobre valores de acciones).
Otra de las funcionalidades que hacen de Excel una herramienta casi insustituible son las macros. Las macros son secuencias de acciones que se ejecutan en tu hoja de cálculo y que permiten automatizar tareas complejas. Grabarlas es sencillo y, si queremos crear macros más complejas, basta con aprender a programarlas. Usaríamos Visual Basic for Applications, una implementación más de Visual Basic. ¿Recordáis VBScript? Pues parecido.
Me permito recomendaros una característica poco conocida de las últimas versiones de Excel: PowerMap. Esta funcionalidad nos permite visualizar en un mapa (la información cartográfica viene de Bing Maps) información de manera tridimensional, mostrando, por ejemplo, gráficos “por encima” de regiones.
Excel para tablets y móviles es gratuito, así como su versión online. Y no tiene rival, os lo aseguro.